martes, 5 de marzo de 2013

Oda al subrayado y las manías

La entrada de hoy versa sobre un asunto mucho más mundano y menos complejo que las dos anteriores, pero no por ello menos enternecedor: querídos, os hoy os voy a hablar de mi pasión por el subrayado.

Después de algo más de un mes apartada de los libros he decidido ponerme a estudiar un poquito más en serio, ya que veo un examen de derma muy tombable (que es la explesión que usan los franceses para decir que va a caer sí o sí). ¿Qué significa que me voy a poner a estudiar? Esto, queridos, quiere decir que voy a sacar mi artillería pesada: 5 subrayadores diferentes, cada uno para una cosa (un tratamiento no rubrayado en rosa no entra en mi cabeza, eso es así), bolis de diferentes colores, en número variable entre 5 y 7, para resubrayar lo subrayado y hacer pequeñas anotaciones al márgen o, incluso, esquemillas y, obviamente, postit, también de diferentes tamaños y colores. Concederé que en cuanto a bolígrafos y post-it soy mucho más flexible en cuanto a mi código de colores, sólo soy un poco exigente con tener un rojo para re-subrayar las cosas VERYIMPORTANT-DONTFORGET y pintarles un triangulito con exclamación al lado; seamos serios: ¿a quién creerias antes, a un triangulito verde o a uno rojo?. Voilà, ahí lo tenéis.

Aquellos que no seais subralladores compulsivos y maniáticos no comprendereis el sufrimiento que causa no poder subrayar un título en azul porque te lo has olvidado, no poder estudiar porque el amarillo agoniza o ir dejando pruebas complementarias para subrayar más tarde porque el naranja murió. Vosotros no lo sabeis.

En mis clases de psicología médica (oficialmente "bases psicológicas de los estados de la salud y la enfermedad" que, en fin...) nos contaron que el perfil psicológico más prevalente entre estudiantes de medicina era el obsesivo. ¿¿¿En serio???

En resalidad lo mio no es una obsesión, sino una fe ciega: como quien cree en la ósmosis como principio de transmisión de la información, yo creo en el subrayado.



P.D Si quereis leer más sobre la precaria salud mental de los estudiantes de Medicina, este puede ser un buen ejemplo.

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